Una caricia es tan solo una caricia; pero cuando una caricia recorre la médula espinal, apacigua el alma y acuna cada miedo, cada duda y cada ausencia... ya no es tan solo una caricia, es una caricia etérea.
Una mirada es tan solo una mirada; pero cuando una mirada atraviesa el sentido e implosiona en el juicio, directa a arrancar de cuajo toda posible respuesta para cualquier pregunta indiscreta... ya no es tan solo una mirada, es una mirada etérea.
Porque etéreo es todo aquello que en realidad da sentido a nuestro universo y para lo cual no hay nombre, ni límite, ni etiqueta. Porque etérea es la vida misma.
Sutil, sublime e intangible en esencia.